Después de varias temporadas de venta ambulante, hoy ya cuenta con su propio local y orgullosa de su crecimiento, no olvida sus inicios en la Plaza Alsina.
“Veía que en Viedma hay muchas cosas para hacer y había que hacer algo para traer el sustento a la casa”, enfatizó.
“Un día pensé que algo tenía que hacer. Tomé unas plantas que tenía en casa, me compré unos cajones más y me fui a la feria. De ahí no paré. Mi primer día de ventas fue en 2016”, agregó.
Junto a su pareja, contó que “fuimos incorporando nuevos conocimientos y me capacité a distancia. Hice cursos del INTA, de prohuerta y después de trabajar las cuatro estaciones del año en la Plaza, decidimos apuntar a poner un local en Viedma. Esta ciudad tiene mucho para dar”.
Roxana señaló a sus clientes como una clave para el desarrollo de su emprendimiento, personas que acompañaron paso a paso su idea: “La gente está muy contenta con el local; por la cercanía y por el precio, que no es de reventa, sino de producción propia”, aseguró.
El comercio, ubicado en calle José María Guido 1158, recibió el acompañamiento del Estado, a través del Ministerio de Desarrollo Social, lo que significó un importante impulso e incentivo para su proyección en el mercado. Y de allí “todo fue muy rápido, la gente se copó; me ayudó, me recomendó. Todo sumó. Crecimos gracias a Dios y el apoyo de la gente”, remarcó Roxana.
"Hay que tener fe de que todo se puede lograr, y agregarle mucho empeño, tiempo y esfuerzo, además de buena atención. Pero, sobre todo, no dudar; siempre pensar que lo vamos a lograr”, finalizó.