“Una vez viajé a Buenos Aires, vi unas lámparas hechas en madera y dije: yo las puedo hacer. Vine a mi casa y empecé. Las que vi allá tenían otra tecnología, pero estaban hechas como en serie. Yo las hago personalizadas y cada una de ellas con un toque especial y propio”, cuenta sobre el comienzo de su trabajo, que poco a poco se hace conocido en la región.
Su producción es elegida por los residentes de la ciudad serrana, y por los turistas que llegan a visitar Playas Doradas. "Estoy feliz porque por primera vez voy a participar de la Feria de Luis Beltrán, el 17 y 18 de agosto".
“Llevo 70 lámparas hechas para vender, estoy muy contenta”, destacó con entusiasmo Sandra, que gestionó el acompañamiento de la Provincia, a través de la Delegación del Ministerio de Desarrollo Social en su localidad, para hacer crecer su empresa, que cuenta con el acompañamiento también de su madre.
“Con el microemprendimiento pude comprar mi máquina para cortar las maderas, porque antes las mandaba a un carpintero, y eso encarecía el producto. Además, adquirí pinturas, sierras de mano, portalámparas y maderas”, detalló.
Las lámparas son elegidas por su sello de originalidad: vienen presentadas como hornitos en cajas de madera, con mensajes positivos colocados en un delicado vidrio esmerilado.
Los detalles finales, sumamente cuidados por la artesana, son la pintura en laca vitral y un cuenco diseñado especialmente como difusor de aromas, todo en perfecta armonía de colores y texturas.